Miles de años en una evolución continua y tras lapsos, uno cae en la cuenta indudable que las cosas más atroces ocurren bajo ese enigmático manto de estrellas yaciendo en la más fría negrura que ofrece la noche.
Cual amuleto protege al chamán, la nocturnidad se hace cura de aquellos que osan traspasar la realidad social cometiendo actos manchados, sucios, pero que de forma chocante traen con sí un conjunto de sentimientos que no encontramos en los sucesos que hacen alarde de bondadosos. Craso error del ser humano que a merced del deseo de ser un "dios"se lanza a juzgar de manera impulsiva, todo aquello que presume de infausto y no propio de un raciocinio.
Así pues, yo no digo malo, sino atrevido y es que resulta haber más pasión en un hombre acabando con un ser humano que el que se aprecia a un joven que ama. ¿Que diferencia hay entre el frenesí que abruma a un ser que acaba con la triste existencia de otro? Ese sujeto esta sometiendo a su víctima a su voluntad, le arrebata cada suspiro, cada movimiento y pensamiento, tal y como pasa en el sexo. ¿Acaso la concepción del sexo es opuesta? Un hombre subyugando a una mujer, con el único propósito de saciar la sed de lujuria. Y aunque esto último es un arma de doble filo, ya que puede suceder de forma bilateral, sigue siendo una eterna lucha contra la vida.
Uno lucha por el llamado orgasmo como aquel que lucha por su vida, con fuerza, bravura, despojándose de toda cadena moral y apuñalando con cada acometida, apoderándose de la otra figura humana y dejándole con tan poco valorado regalo como resulta ser el éxtasis, el clímax al que San Juan de la Cruz logró equiparar al contacto con "dios todo creador", una muestra del erotismo del poder supremo.
No obstante, la oscuridad hace relucir ese clímax, le da una importancia extrema y especial así como también pasa con ese ser figurado tan mencionado anteriormente y apuñalado con mis palabras que pobre de él se ha visto envuelto en un dilema entre el arte de amar y el arte de matar que, como no, me ha atacado a altas horas de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario